Inspirándose en el pasado de la ciudad brasileña de Ouro Preto y en el esplendor de la época del oro, las 3 componentes del estudio Oh my light!, Marcela Carmona, Daniela Orellana y Macarena Meza, retomaron este elemento presente en su historia y lo reinterpretaron a través de la luz, mostrando sus brillos, reflejos y destellos en una instalación efímera creada para el Encuentro Iberoamericano de Lighting Design, EILD 2016.
La instalación CampOuro era una invitación a sembrar con destellos un campo abandonado de la población con 400 varillas doradas de diferentes tamaños, distribuidas de manera libre, para revitalizar este espacio olvidado, dándole una nueva perspectiva.
“Materializamos esta reinterpretación del oro tratando de utilizar un material que fuera traslúcido y de colores y que nos permitiera jugar con los reflejos en la superficie. De ahí nació la idea de crear un campo de flores en un lugar que se encontraba deshabitado, el jardín Fonseca, un espacio público abandonado que la gente de Ouro Preto no usa. Con este campo de flores doradas podíamos lograr rehabilitar este espacio y que la gente lo usase tanto de día como de noche” explica Marcela Carmona.
“Intentamos jugar con una forma más orgánica que se adecuara a este espacio verde dentro de la ciudad, y que estas flores se fueran adaptando a la tipografía tan típica de Ouro Preto, de laderas inclinadas y pequeñas planicies, para crear un pequeño recorrido dentro del mismo espacio.”
“Quisimos que el proyecto fuera evolutivo y participativo. Por ese motivo lo dividimos en tres etapas. La primera consistió en la instalación de las varillas para crear las flores de este campo de oro. La segunda fue la instalación de estos discos de colores, pétalos translucidos, para crear flores únicas e irrepetibles y por tanto también sus reflejos. Y la tercera parte consistió en interactuar con este campo, aprovechar este espacio y que los habitantes lo utilizaran y disfrutaran de la instalación” puntualiza Daniela Orellana.
“En general las reacciones han sido muy buenas, tanto de los habitantes de Ouro Preto como de los participantes del Encuentro. El hecho que la instalación tenga dos caras diferentes durante el día y la noche da la opción de recorrerla a distintas horas sin encontrar nunca el mismo resultado. Esto ha hecho que sea muy bien acogida, a la gente le ha gustado mucho.”
“Cuando estábamos instalándola los primeros días, veíamos las caras de la gente pegadas a las ventanas del bus que pasa por la calle junto al jardín, mirando lo que estaba pasando. Se trata de un espacio abandonado que ahora tiene una iluminación súper escenográfica que llama la atención inmediatamente. La gente se detenía preguntándose “¿qué está pasando?” Cuando estábamos montando los anillos la gente nos gritaba desde los autos “¡Parabéns, parabéns!¡Que coisa mais linda!”, porque era algo totalmente nuevo que les asombraba y porque había cambiado la cara de ese espacio de la ciudad” nos cuenta Marcela.
“La gente estaba muy agradecida y quería que se quedara más tiempo, pero por temas de seguridad resultaba complicado ya que es un elemento muy fácil de robar, además de que los mismos anillos se hubieran deteriorado con el tiempo por el sol. Pero afortunadamente parte de la instalación se trasladará al Instituto Federal de Minas Gerais que es un campus universitario. Allí tienen un proyecto que se llama Arte en el Campus en el que hay algunas esculturas de distintos artistas y harán una adaptación de nuestra instalación”
“Esto es lo bonito. Siempre planteamos que fuera una instalación desde Ouro Preto para Ouro Preto. Independientemente que en este momento sea una instalación efímera, se trasladará al campus y será un regalo para la ciudad. Además, como participaron activamente en el proceso de creación de la obra, la van a sentir suya siempre. Esto nos hace sentir muy satisfechas, pues el desafío de Oh my light! consiste en crear proyectos con la gente para la gente.”
Fotografía: Lucas de Godoy
Luminarias: Sculp Dot de Schreder Chile
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