En 2005, Davide Groppi lanzó al mundo una luminaria que no se parecía a ninguna otra: MOON. Su propósito era sencillo y poético a la vez: llevar la luna al interior del hogar. Dos décadas después, esa idea inicial sigue proyectando una luz mágica y envolvente, capaz de transformar el ambiente en una experiencia sensorial. MOON es más que un objeto: es emoción pura, un gesto de belleza suspendida en el tiempo.
La singularidad de MOON reside en su proceso de fabricación artesanal. Cada luminaria se crea a partir de capas superpuestas de papel japonés aplicadas a mano, generando una textura que evoca la superficie lunar. Este carácter irrepetible convierte cada pieza en una pequeña obra de arte que se adapta a todos los espacios y los transforma con su aura suave y silenciosa.
Para celebrar su 20 aniversario, Groppi colabora con el artista Gianni Lucchesi en el proyecto “MOON, sogno sospeso”, una instalación que reflexiona sobre el vínculo entre el ser humano y la naturaleza. En ella, una figura arquetípica contempla la luna: un gesto simple que deviene metáfora. El hombre y el astro, lo cotidiano y lo cósmico, se buscan en un equilibrio que también es emocional, narrativo y espiritual.
MOON continúa así su viaje como objeto de contemplación y deseo. Es luz que no ilumina, sino que acompaña; presencia que invita al recogimiento, al sueño, a la pausa. Veinte años después, sigue habitando ese territorio delicado donde lo real y lo poético se funden. Como la luna misma, MOON permanece —y al mismo tiempo se escapa—, recordándonos que hay luces que no se apagan, porque viven en nuestra forma de mirar.
Acerca de Davide Groppi y Gianni Lucchesi
Davide Groppi comenzó su trayectoria a finales de los años 80 en un pequeño laboratorio en Piacenza, donde creó sus primeras luminarias y fundó su marca homónima. Su universo creativo se define por la ligereza, la emoción, la sorpresa y una búsqueda constante de lo esencial. Cada una de sus piezas nace del deseo de transformar la luz en una experiencia significativa, inspirada en el arte, la magia o el simple juego.
Gianni Lucchesi, nacido en Pisa en 1965, explora en su obra la conexión entre el mundo interior y el entorno a través de metáforas visuales y materiales como el hierro, el mármol o la cerámica. Sus esculturas revelan emociones contenidas y buscan espacios con una fuerte carga evocadora. En “Moon, sogno sospeso”, su colaboración con Groppi, propone un diálogo entre lo humano y lo cósmico, entre lo visible y lo simbólico.








